lunes, 16 de febrero de 2015

LA VÍSPERA DEL 2015... CON LOS YÉPEZ



En mi mundo ideal, todos los miembros de la familia se reunirían físicamente al menos cada 3 años. Las familias buscarían excusas y lugares neutrales donde todos sus integrantes pudieran viajar y darse amor, como los viejos tiempos, cuando compartíamos la tierra. Ahora, en naciones lejanas, donde reina el cariño virtual, sería mandatorio tomarnos una vacación del afecto inmaterial y entregarnos a los abrazos de quienes más nos quieren.


        Y entonces le dimos la bienvenida a nuestra luna de miel, que sería tan particular como nuestra unión eclesiástica, porque no viajaríamos solitos, sino con la comitiva Yépez en pleno. La verdad una experiencia increíble, tomando en cuenta que teníamos más de 15 años sin reunirnos todos, y sería una oportunidad perfecta para que Víctor se integrara con mi familia –y se diera cuenta del paquete en el que se había metido-.


Lunes 29-12-2014: Hello Pennsylvania

     Salimos desde Miami al aeropuerto de Ft. Lauradele a las 3:50 a.m. porque volaríamos hasta Philadephia por US Airways. Llegamos a esta ciudad a las 8:50 de la mañana y alquilamos una camionetica Kia en Hertz para comenzar el viaje vía Shawnee. Chiquita pero cumplidora, la llenamos de peroles y con barra de granola y manzana verde en mano comenzamos el camino a 5 grados centígrados.

     Llegamos al Resort Tree Tops, en las montañas de Pocono –Pennsylvania-, al mediodía. Las cabañas eran acogedoras pero sentí que no les daban un cariñito desde los años 90 –toda la mueblería y la lencería un poquito antigua-. Me sentía en la vecindad del chavo, una cabaña al lado de la otra, dentro de la complicidad de una familia que se quiere y que podía tocar la puerta de tu habitación a cualquier hora, para pedirte cualquier cosa, con absolutamente cualquier excusa.





Marco A, yo and my husband

Tío Marco, moi y mon père

Con mi tía Elaine y los coleados

        Bajamos las maletas de la camioneta, nos instalamos y salimos a los outlets con parte la familia Yépez Mathison –la otra parte se había ido a esquiar desde temprano-. Antes, cuando vivía en Venezuela, venir a Estados Unidos era sinónimo de pasar horas encerrada en un mall, comprando, gastando, raspando el cupo CADIVI. Mi situación cambió. Ahora ir de compras es un fastidio. Es importante ser sobrio en tus decisiones de consumo porque si acompañas a cada amigo que viene de visita a un shopping mall, puedes terminar arruinado. Pero en fin, mi familia no vive aquí así que los acompañamos sin intención de comprar nada.


Con los dos viejitos, mi papá y mi tío Marco

     Víctor se adaptaba perfecto y hasta hacía bromas y chistes pesados típicos de los Yépez. Nos reímos mucho. Después de los outlets fuimos a comer todos en familia al Asian Buffet donde la comida fue un asco –grasa, frituras, carbohidratos, helados cremosos, azúcar y alimentos insalubres-. Aquí se unió la familia Moncada-Yépez y el grupo que estaba esquiando –entre ellos mi hermano putativo Pío, que viajó con nosotros hasta estas tierras-. Pero apartando lo de la comida, fue divertido compartir todos en familia por primera vez desde hacían tantos años.


Martes 30-12-2014: Baby, creo que no me encanta esquiar

            En este viaje me desentendí de las labores del hogar –y por ende de la cocina- así que cruzamos el pasillo para desayunar en la cabaña de mis papás. No sabía ni qué habían comprado en el mercado y me sentí felizmente su hija chiquita otra vez. Como en los viejos tiempos, desayunamos arepitas con todo. Ñami Ñami.

Desayuno familiar

Vic y su suegrita



     Nos alistamos para ir a esquiar y salimos al mediodía a la pista de Camelback Ski Resort con dos de mis primos: Marielaine y Marco Antonio –Yépez Mathison-. Yo tenía 4 años sin esquiar, pero además sería oficialmente mi segunda vez. Lo reconozco, soy una chorreadísima en la práctica de deportes extremos y como siempre he bailado, mi mayor temor es romperme una pierna como una tonta y no poder practicar danza por un tiempo. Ya sé que uno no puede andar por la vida predicando calamidades pero, como dice mi esposo, es mejor estar siempre one step ahead.

Manuel, Marielaine, Marco A, Vic y yo



     Antes de llegar a la pista, rentamos un par de skies y poles a mi medida y nivel: enana y básico. Llegamos a la pista, que nos recibió calurosamente con -2 grados centígrados y desembolsillamos el fee por estar medio día jugando a que nos gustaba la nieve –bueno, al menos yo-.

Camelback Ski Resort





     Yo sé poco de este deporte, pero vi la pista súper completa, con más de 25 rutas y un montón de gente practicando. Lo malo es que no había nevado en varias semanas y tenían las máquinas de hielo funcionando a todo pulmón, lo cual dificulta un poco el frenado en las pistas para los principiantes, como yo. Anyways me encaramé en mi lift con mi esposo alcahueta que me acompañó a lanzarme 3 veces en la pista verde –la más fácil-. Él es súper más pro que yo, pero creo que le daba cosita dejarme sola.





     No le di tan mal, el problema era que me daba muchísimo miedo agarrar velocidad. Bajé lento y me caí unas 3 veces. Creo que el truco está en hacer bastantes ziz-zac y tener confianza en uno mismo. Lanzarse al piso para frenarse no puede ser una opción, incluso es hasta peligroso por las otras personas que vienen detrás de ti y a mucha velocidad. Practiqué varias veces –siempre por la verde- y ese día sentí que lo hacía cada vez mejor.

     Cuando comencé a congelarme, me fui al bar con mi prima y estuvimos alrededor de 2 horas calentándonos con chocolate caliente. Al rato se unieron mi primo Goyo, su esposa Mariana y una amiga –Moncada Yépez-. Compartimos todos súper chévere.







     Cuando se hizo de noche -5:00 p.m.- volvimos a la pista, esta vez a la infantil –casi plano-. Esto si era muy fácil, haberlo sabido antes, y empezaba por aquí. De todas formas, aunque me siento capaz de hacerlo, esquiar no es lo mío. No soy amiga del frío y me da miedo caerme, por eso no lo puedo encajar en mis estándares de disfrute. Pero por un rato, no está mal.

    En la noche, de regreso al Tree Tops, nos paramos en el automercado a comprar unas cosas para mañana, por el cumple de Víctor y cenamos en familia en casa de mi tío Marco una pastica con carne.

     A las 12 a.m. quería darle la sorpresa Víctor con una torta por sus 40. En la tarde me había puesto de acuerdo con mi primo Marco A para que me comprara una torta y desde Miami vine cargando con un montón de props, afiches y velas para celebrar su cumple. Lamentablemente sólo era secreto para Víctor y mientras se acercaba la hora mis tíos borrachos me delataron y no me dejaron que fuera sorpresa. Para hacer el cuento corto, a las 11:55 p.m. después de salir a buscar la torta a la cabaña de al lado y congelarme del frío porque la llave no funcionaba, logré entrar de nuevo con la tortica de cheesecake, le soplamos las velas y comimos como gorditos.




     Más tarde, en nuestra cabañita, le di su sorpresa de verdd: un video que estuve preparando por más de 2 meses, en el cual recopilé videos de todos sus amigos y familiares deseándole un feliz cumpleaños y contando una anécdota bonita con él. Creo que me enamoré más de él conociendo todo lo que sus amigos lo quieren y escuchando todos los cuentos. También le regalé un bolso hermoso para meter su laptop –ese él ya me lo había soplado-. Él estaba feliz y yo también. Dormimos abrazados, enamorados, en vísperas del Año Nuevo.

Miércoles 31-12-14: Apio verde tu my PowerBaby

     El día del cumple de mi #PowerBaby nos desayunamos en la cabaña de mis papás. Yo comí mis dos cereales favoritos: Lucky Charms y Cinamon Toast Crunch, así que no podía estar más feliz. Este día mi familia había amanecido un poco lenta y costó un poco moverlos para salir pero finalmente fuimos a hacer tubing a la pista de CamelBack.

     Tubing consiste en lanzarse en unas balsas de goma colina abajo por unas pistas de nieve. Los canales tienen diferentes alturas e inclinaciones, y las balsas también pueden ser dobles o individuales. Es una actividad divertidísima –claro, evadiendo el hecho de que el frío es penetrante-.







     Llegamos a eso de las 3:00 de la tarde y aunque el frío era infernal, gozamos. Fuimos Pío, Ramón, Manuel, Cristal –novia de Manuel-, Marco A, Vic, mi mamá y yo. Nos lanzamos 3 veces, pero de repente se dañó el lift con el que subíamos la colina y Víctor y Marco A fueron a pedir refund. Qué pena, no me pareció justo, ya habíamos hecho uso de la atracción; pero bueno.



     De allí fuimos a los outlets porque mi primo Marco A no había comprado su regalo para el intercambio de esa noche. De salida, nos paramos a cenar pizza (la mesonera súper amable, me dio tristeza, estaba solita atendiendo un 31 de diciembre a las 8:00 p.m.) y después fuimos al resort.

     Víctor se metió a bañar y yo me fui con mi prima Mary a la cabaña de mi tía Zaskia –la hermana mayor de mi papá- donde celebraríamos el recibimiento del 2015. La decoramos completa para el cumple de Vic con props sobre sus 40 años. Todo quedó bello, Vic se iba a emocionar.




     Regresé a mi cabaña, descansamos un rato, y a las 9:30 p.m. fuimos a cabaña de mi tía a celebrar la víspera del año Nuevo. A Víctor le encantó la sorpresa y me dio un súper abrazo lleno de amor. La pasamos súper, comimos, echamos broma, tomamos muchas fotos. A las 12:00 a.m nos comimos las 12 uvas, celebramos, gritamos y nos abrazamos. Mi tía Zaskia dijo unas palabras bellas, y aunque todo el mundo la saboteaba, yo las recibí en mi corazón.















      Hicimos el intercambio y nos reímos un montón. A mi familia nos tocó regalarnos entre nosotros mismos, por pura coincidencia. También cantamos en el karaoke. Fue hermoso tenerlos a todos unidos para recibir el 2015, sólo faltaron mi primo Edgar –hijo de mi tía Zaskia- y mi hermano mayor Luis. Vic y yo nos fuimos como bomba de humo a las 2:30 a.m. para no despedirnos de nadie –con lo enrumbados que estaban, no iban a dejarnos ir-.





















Jueves 1-1-2014: Basta de chatarra, diga SÍ a la comida saludable

            Recibimos el año durmiendo mucho, como nos encanta. Nos despertamos a las 12 p.m. y desayunamos-almorzamos en familia en la cabaña de mis papás. Después de hablar y dar vueltas pensando con cual actividad recibiríamos un año lleno de aventuras, decidimos ir a la pista Camelback otra vez, pero esta vez yo no quise esquiar. Fuimos Marco A, mi primo Goyo, Vic y yo. Yo me quedé en el bar, pedí Vodka con Chocolate caliente –uffffff- y me quedé escribiendo en mi blog. Al rato llegó mi prima Mari y nos quedamos hablando de sus cosas, de la vida.

Los 1 de enero se estrena. Yo estrené una camisa de la vinotinto que me regaló mi esposo :)



Goyo, Marco A y yo


Marco A, Goyo, Vic y yo


     De regreso, nos encontramos con los viejos y nos fuimos todos a comer pizza al mismo lugar de ayer. La comida de este día fue la muerte, al día siguiente mi pobre hombre comenzó a sentir los estragos de no comer los platos sanitos que le preparaba su esposa. Nuestro estómago nos paró en seco y nos grito “Stop, no puedo seguir tragando basura”.


Viernes 2-1-2014: Juntos en la salud y en la enfermedad, forever

     En mi segundo día del me gradué de enfermera. Todos se fueron a NY menos Vic y yo. Mi esposo amaneció enfermísimo. Después de 6 semanas tomando Herbalife para nuestro gran día, durante los últimos 10 días nos habíamos portado muy mal con nuestro estómago y nos dio un “tatequieto”. Mybaby se paró de la cama a las 6 p.m. Le di tés calientes, fruticas, pancito con jamón, pastillas para el malestar y gracias a Dios después de un baño se sintió mejor.

     Yo estuve todo el día, además de cuidando a mi esposo, escribiendo unos artículos para mi blog porque en las cabañas no contábamos con internet. A pesar de que un día como hoy no hay mucho que contar, este día le puse mucho cariño a pensar en mis metas para el 2015. Los objetivos anuales hay que pensarlos, escribirlos y leerlos constantemente. Es importante para llevar el track de las acciones que estás haciendo para conseguirlos. Así que este día fue muy productivo a nivel personal.

Sábado 3-1-2014: La aventura en la nevada

     Desde el día anterior sabíamos que nevaría. La esperábamos con ansias. El resort era demasiado acogedor para no llenar nuestro balcones con copitos de nieve. Nos merecíamos ese espectáculo y hoy era el día.

     Amanecimos comiendo cereal integral porque aún estábamos mal del estómago. Sólo fuimos mi primo Manuel, Vic y yo porque a los demás les dio pereza esquiar en medio de la nevada. Pero definitivamente fue una súper experiencia.

     Debo reconocer que tenía mucho miedo en el camino, la calle se convierte en una pista de hielo y hay que manejar con muchísima precaución. Por suerte mi esposo es la persona en la que más confío al volante y cuando estoy con él me siento plenamente segura. Él jamás pondría mi vida en riesgo.

Manuel, Vic y yo

Snow Time



     La pista de Camelback estaba full porque era sábado pero no me importó porque es muy diferente esquiar con nieve de verdad que con hielo artificial de las máquinas. Además me arriesgué y me lancé de una pista mucho más larga y alta, color azul. Me repetía “confía en ti”, “confía en ti”, porque el miedo me invade cuando agarro mucha velocidad, pero mi baby siempre estaba conmigo y eso me daba ánimos –además siempre estaba grabando con la Gopro y no podía verme tan estúpida en videos-.

     El ski es un deporte de confianza. Creo que los que se caen es porque le tienen miedo a no saber caerse –como me pasó a mi al principio-. Hay que desarrollar la seguridad en uno mismo y practicar el frenado. Con esto controlado, ni el frío se siente.

     Regresamos al resort lentico, nos vestimos y nos reunimos en casa de mi tío Marco para la despedida. Mi primo Marco A cocinó tacos y le quedaron deliciosos. Estuvimos hablando, jugando con los niños, viendo fotos y disfrutando. Fue muy chévere tener a toda la familia unida, lo valoro mucho más ahora que es tan difícil hacerlo. Bendito país de emigrantes, si hay algo que agradecer, es el grado de valoración que le damos a estos momentos veloces.













     Nos despedimos como a las 10:00pm para ir a hacer maletas. Mañana viajaríamos en carro hasta Washington DC. ¡Yupi!

Domingo 5-1-2015: Hello DC

     Los powerbabies nos despertamos a las 7:30 a.m. porque supuestamente saldríamos a las 8:00 a.m. vía la capital de los Estados Unidos, pero los Yepes Mathison se quedaron dormidos así que terminamos saliendo a las 10:00 a.m. Hicimos check out y comenzamos el camino en caravana. En un carro iban los Yepes Mathison con mis papás y en el otro Vic y yo. El resto de la familia había tomado rutas distintas a sus destinos individuales.

     Durante la carretera, mi esposo y yo escribimos las metas del 2015. Es chévere hacer ese trabajo en equipo y así establecernos metas en común. Cuando uno se casa, el individualismo queda atrás y todo se piensa en base a dos. Estuvimos en esta faena unas 2 horas, mientras recorríamos varios estados en esas carreteras limpias y seguras que usamos con el debido pago de los impuestos. Hermoso primer mundo.

     Nos paramos varias veces para ir al baño y tomar café, y llegamos a DC a las 4:30 p.m. Dos grandes amigos de Víctor –y ahora míos también- Chipa y Evelyn nos recibieron, como siempre, con amor, haciéndonos sentir en casa. Dejamos las maletas y al rato mis papás nos buscaron otra vez para hacerles un tour rápido por la ciudad, pero en carro porque llovía y hacía muchísimo frío.

     Mi esposo vivió unos 6 años entre Washington DC y Virginia y se conoce ambas ciudades mejor que la misma Caracas. Recorrimos el Mall, los Memorial, Union Station y la calle de las embajadas mientras mybaby nos daba los datos históricos y tips de interés. Luego cenamos unas hamburguesitas divinas en Virginia y nos despedimos de mis primos Marco A y Marielaine que mañana partirían a sus ciudades –Alburquerque y Miami respectivamente-.

Lunes 6-1-2015: ¿Cuál es la diversión de esta mier%&$?

     Nos despertamos a las 9 a.m. en casa de nuestros amigos, pero ellos ya habían tomado rumbo a sus trabajos. Nos bañamos y nos fuimos en bus desde Arlington, Virginia hasta la estación de metro Rosslyn en DC -súper limpia y moderna, me encantó-. Nos encontraríamos con mis papás y mis tíos, Marco y Elaine.

    Primero fuimos a la casa blanca. Había mucha seguridad, obvio. Personalmente me sentí observada. Inconscientemente, cuidaba cada uno de mis movimientos. Por Dios, ni que fuera terrorista. Qué locura, tanta seguridad te hace sentir así. Anyways, no quería que el simple gesto de buscar mi celular en el bolso pudiera levantar sospechas de algún ataque.

The White House, DC





Desde allí, Vic y yo caminamos hasta el Obelismo para encontrarnos con mis papás y mis tíos. La brisa era anormal, nos sentíamos en el medio de un huracán. Fue comiquísimo porque casi salimos volando, de verdad el viento te levantaba. Nunca había visto a mi papá pasarla tan mal –pero en el fondo de mi corazón, me daba mucha risa verlo así-. Por ser tan testaduro, no quiso colocarse el underwear, y soportaba los -5 grados con sensación térmica de -12, con unos jeans –que se ponen helados-, un solo par de medias y apenas dos capas de ropa. Me quiero ir al hotel, puedo conocer DC viendo Discovery Channel –repetía histérico-, no entiendo, ¿cuál es la diversión de esta mier%&$?

Camino al Obelisco







Mi papá congelado, abajo mi mamá riéndose de su sufrimiento





     Desde el Obelisco caminamos hasta el Lincoln Memorial y allí nos tomamos las típicas fotos. La piscina que está entre el Obelisco y el Memorial, que generalmente es un plato, tenía olas. Mi papá seguía congelándose y estaba demasiado cascarrabias, lo cual me generaba un placer interno malévolo -pero eso le pasa por terco-. Seguimos caminando, paramos en un Starbucks porque Vic y yo no habíamos comido y de allí fuimos caminando al hotel de mis papás en la 18 con I para agarrar el carro y hacer turismo en cuatro ruedas –porque el frío no jugaba carritos-.


















       Fuimos a la Massachutes Avenue a ver las embajadas de día, luego a la National Cathedral (aunque ahora cobran por entrar y no pudimos verla). Luego Víctor nos paseó por American University, Georgetown, cruzamos el Puente vía Arlington a ver el Monument a los Marins y el cementerio. Al atardecer fuimos a Alexandria, un pueblito que era un puerto Inglés y allí cenamos en el restaurant Chart House -la cena de despedida-








      En la noche mis papás nos dejaron en casa de nuestros amigos y al día siguiente viajarían en carro vía Orlando. Nosotros terminamos nuestro viaje en NY y desde allí volamos a Miami. La verdad es que fue una luna de miel diferente, pero me encantó. Ver a todos mis tíos y primos juntos, después de tantos años sin tener la oportunidad de disfrutar ocasiones importantes unidos, ha sido una bendición. Además ya todos hemos crecido, somos contemporáneos y tenemos muchas más cosas en común. Después de todo, haber decidido casarnos en Miami no fue tan mala idea. También sirvió para reunir a toda la familia, afuera de un país donde las reuniones familiares son cada vez más esporádicas. Me siento bendecida y feliz.