jueves, 12 de diciembre de 2013

MICHO, AQUÍ AHORA Y AQUÍ SIEMPRE

En mi mundo ideal, después de morir los amigos volverían al menos un día a esta dimensión, y así tendríamos la oportunidad de agradecerles y decirles cuánto los queremos y admiramos



Te fuiste muy rápido, demasiado rápido diría yo. Tu partida fue abrupta e inesperada, como tus ideas, como tu mente siempre creadora. No diste espacio para la despedida, para el “nos vemos pronto”, para los “te quiero”. Dejaste este mundo de repente, causándonos un dolor infinito e incurable. Ya van 3 meses Micho, ¿será posible dejar de pensarte?

Escribirte es difícil, mis dedos se mueven lento, las ideas vienen disparejas. Me pones nerviosa. Quizá algo dentro de mí siente que desde donde estás me lees y mi ego perfeccionista no quiere que falte ni una sola palabra de reflexión, ni un solo mensaje de agradecimiento. Es mucho lo que me dejaste y muy poco el tiempo que tuve para agradecerte. Debería ser ilegal que mueran las personas como tú, debería ser un “no pase”, “no se puede”, un “lo siento, pero no”.

El problema -¿o quizá la bendición?- es que mi cabeza no termina de aceptar que ya no estás, que ya no me vas a escribir para recordarme cosas, que no me vas a llamar para contarme los últimos chismes del mundo de la danza, que no me vas a gritar tus sueños y expectativas, que no me vas a enseñar una de tus maravillosas coreografías. Aún creo que en enero te veré en el gimnasio del Sierra Blanca, con tus pantalonsitos a a la cadera y tus zapaticos Adiddas, mostrando tu perfecta dentadura mientras nos informas sonriendo sobre el nuevo tema que quieres desarrollar para el DAM.

Mi corazón todavía llora y es, básicamente, porque está incompleto. Tú, Xioly Vivas, te llevaste un pedazo importante de él. Y no es justo. No es justo que no pueda darte un abrazo, que no podamos cumplir nuestras metas juntas, que no me lleves Smirnoff cuando esté estresada, que no nos atragantemos en Avila Burger cuando estemos embotadas de trabajo. Nada de esta situación me parece justa y estoy molesta con la naturaleza, realmente molesta.

Cada día que pasa, vienen a mi cabeza nuevos recuerdos de ti. Editar el video de tu homenaje fue más trágico que ver a Lupita Ferrer en todos los culebrones de Venevisión. Chama, dame luz, échame una ayudaíta, necesito entender todo esto para dejar de llorarte, me estoy quedando seca. Si estuvieras conmigo, estoy segura que me darías las palabras correctas. Micho la grande, la experimentada, mi hermana mayor regia y ariana, contigo como pastora, cualquiera querría estar en un rebaño.

Te preparamos un homenaje hermoso, hermoso como tú, como tu magia. Fue un trabajo en equipo donde todos tus hijos de Punto XV hicimos sacrificios para honrarte como nos enseñaste: bailando. En cada ensayo no podíamos dejar de nombrarte, de recordar “cómo lo hubiera hecho Xioly”. A veces sentía tus regaños porque no estábamos coordinados, tus “cállenseeeeeee” y tus particulares volteadas de ojos que nos hacían temblar. Es que hasta regañona te queríamos bonito, eras nuestra maestra, nuestra mamá Xioly.

Pensarte tanto ha sido para mí una terapia personal trascendente. Ver tus logros, estudiar tu camino y tus éxitos, ha sido una inspiración inmesurable. Pero sobre todo mi xio, creo que la mayor enseñanza que me dejaste es que definitivamente hay que vivir el “ahora”. Que “pa luego es tarde”, que la vida es una, es corta y se pasa muy rápido; que no se debe trabajar para tener “cosas”, porque luego las “cosas” no te van a recordar; que los sueños hay que cumplirlos cuando te empieza la piquiña y no dejarlos “pa´después”; que las amistades son como las plantas, hay que regarlas, ponerlas al sol y poco a poco florecerán, con tiempo y mucha dedicación; que hay que ayudar a los demás, pero hay que vivir también para uno, porque al final son muy pocos los que agradecen los sacrificios y son muchos los que los critican; que con sonrisas se atraviesan continentes, se cruzan montañas y se convence al más testarudo; que al momento de discutir se llama, no se escribe; que se logra mucho más cuando se suavizan las palabras y se habla bonito, que cuando se grita y se imponen las ideas; que las metas se alcanzan con foco y disciplina –que no necesariamente implica levantarse temprano-; que la vida es muy corta para estar en el trabajo equivocado y que es válido e inteligente renunciar a la seguridad laboral; que el arte educa, remueve sentimientos, te hace libre y ayuda a ser feliz; que a las personas hay que decirles que las queremos siempre, en todo lugar, a todo momento y no esperar las ocasiones especiales…

Si nunca te dije “te quiero”, te lo digo ahora, con una fuerza nuclear capaz de atravesar la estratosfera. Sepa usted que es una de las mujeres que más he admirado en mi corta vida, y estoy segura que será así por siempre.  Te pido un poco de luz para dejar de llorarte y sabiduría para seguir adelante. Siempre estarás en mi corazón amiga, al menos en lo que queda de él, después de que te llevaste un pedazo.

Te extraño Xioly Vivas, ¡nos vemos pronto amiga!








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