domingo, 4 de enero de 2015

SER TU PROPIA WEDDING PLANNER Y NO MORIR EN EL INTENTO... Parte I

         



       Tardé meses en tomarme el tiempo de sentarme y escribir sobre lo que fue el mágico proceso de planificar mi boda. No fue mi intención y más de una vez me vi tentada a hacerlo pero me detenían otras prioridades; sin embargo, estratégicamente fue perfecto porque de otra manera ninguno de los detalles de mi boda hubiera sido sorpresa. Ahora que ya el gran día pasó y que ametrallé de fotos y videos a amigos, familiares y curiosos, es el momento ideal para contarles un poco de todo este maravilloso proceso.

            Intentaré ser breve, pero aunque teóricamente la finalidad de un blog es escribir sobre un tema de interés “público” de manera concisa, debo confesar mi egoísmo y decirles que este escrito es para mí. Es para mí porque el tiempo pasa, la memoria se debilita y mi deseo es recordar todo el proceso en el que trabajé con muchísimo empeño, cariño y determinación para tener como resultado el día más feliz e importante de mi vida. En consecuencia, no planeo escatimar en ningún detalle, dividiré este artículo en cuatro capítulos, así que pónganse cómodos y espero que ustedes lo disfruten tanto como lo hice yo.


La planificación organizada

            Como expliqué en mi post anterior “Organizar una boda a distancia y no morir en el intento” http://www.criseu-says.blogspot.com/2014/06/organizar-una-boda-distancia-y-no-morir.html, viviendo en Venezuela –pero ya con miras a emigrar- Víctor y yo decidimos casarnos en Miami y una parte importante de la planificación de la boda se realizó a distancia. No fue grave ya que el internet es una herramienta valiosísima y después de múltiples búsquedas encontrábamos la mejor relación precio-calidad; pero cuando me mudé a Miami en septiembre, me dediqué de lleno a la logística de la #powerbabieswed, face to face.

            Sería injusto subestimar el trabajo de una Wedding Planner, es un trabajón casi a tiempo completo. Cualquier evento amerita muchísima planificación, pero una boda particularmente es el día más importante en la vida de una mujer y cualquier error puede arruinar ese recuerdo para siempre. Esta labor lleva consigo una carga de estrés importante si no se lleva un orden meticuloso de cada detalle. Por suerte yo era mi propia Wedding Planner y yo misma lidiaba con mis caprichos y exigencias, lo cual me ayudó a investigar más, buscar más opciones, no conformarme con las primeras propuestas y diseñar este evento como siempre lo soñé.

            Tradicionalmente las madres ayudan mucho a sus hijas en este proceso. Debido a la distancia, la mayoría del trabajo cayó en hombros de Víctor y en mí. Desde Venezuela, mi mamá movió cielo y tierra con lo que podía –más adelante les cuento con detalle porque tiene mucho mérito- pero lo positivo es que esto también nos permitió hacer la boda a nuestra manera. A veces los padres tienen su propia idea de cómo hacer las cosas y tienen una concepción muy tradicional de cómo debe ser un matrimonio, pero el 20 de diciembre del 2014 sería nuestra unión, nuestro momento y por eso lo inventamos a nuestra manera.

            Ahora bien, no hay forma de planificar un matrimonio sin llevar un orden estricto de lo que quieres, las referencias visuales, quienes son tus proveedores, los contratos que firmas con ellos, los pagos que vas realizando y las tareas pendientes. Por eso desde que nos montamos en este tren, Víctor y yo creamos una carpeta compartida en Dropbox con el nombre de “Power Babies Wed”. En ella, diseñé diferentes categorías de interés para la ejecución del magno evento y allí guardábamos toda la información importante para llevar el track de cada detalle.



            Los que me conocen saben lo maniática-compulsiva que soy con el orden, y aunque me considero muy eficiente organizando eventos –lo hice con Fotomov por varios años- un matrimonio es un mundo aparte. Así que me compré un libro en Barnes & Nobles que me sirvió de guía para darle curso a este proceso y con la lectura y las referencias de Pinterest, le imprimimos el sello personal a esta power boda.

Súper recomendado, cuesta como 22$ pero vale cada centavo


Sólo lo uso a manera de referencia, pero ayuda un montón para ideas poco convencionales

            A partir de ahora voy a ir detallando cada una de esas categorías importantes para planificar, desarrollar y ejecutar un matrimonio. Para todas aquellas chicas que estén perdidas en este proceso, espero que les sea útil. Para los que están leyendo este post por placer, espero que disfruten este proceso hermoso –pero también obsesivo-compulsivo- conmigo.

Capitulo I: Lo básico
1.1 La fecha
1.2 Locación
1.3 Invitados
1.4 La Ceremonia Religiosa

Capitulo II: Lo importante (PARTE II)
2.1 Los anillos
2.2 La música de la ceremonia
2.3 La música de la fiesta
2.4 Fotografía y video
2.5 La comida y los dulces
2.6 Decoración: muebles y flores
2.7 Day Coordinator

Capítulo III: Lo estético (PARTE III)
3.1 Outfit de la novia
3.2 Outfit cortejo

CAPITULO IV: Lo Divertido (PARTE IV)
3.1 Los detalles
3.2 La Hora Loca
3.3 El Photobooth


Capítulo I: Lo básico

1.1 La fecha
“Queremos que sea en un mes bonito y donde la gente tenga vacaciones y pueda viajar”

            Mi mes favorito del año: diciembre. Es un mes donde la gente está alegre, donde las familias se reúnen y donde a todos se nos despierta el sentido de la generosidad. Amo la navidad y nos pareció lindo celebrarlo en estas fechas. Elegimos el 20 de diciembre porque era un fin de semana antes de nochebuena y así que los invitados pudieran, después de la boda, reunirse con sus familias.

            En el país de emigrantes donde vivimos, ya hace unos cuantos años que las celebraciones de navidad son pequeñas. La mayoría de mis primos se han ido a otros países buscando un mejor futuro. Pero nuestro matrimonio fue la excusa perfecta para reunirnos nuevamente. Aunque sabíamos que no todos podrían viajar, concluimos que la mayoría haría el esfuerzo y nos reuniríamos en tierra neutral, desde donde salen y entran todos los vuelos posibles.

            Al principio fue difícil lidiar con la inconformidad de algunos: “Ay qué atravesado, no podré viajar después a pasar navidad con mi familia”, “Háganlo un fin antes, el 20 es muy cerca del 24”. Al final entendimos que era muy difícil complacer a todos y que era nuestro día, así que lo celebraríamos el día que más nos conviniera a nosotros y estaríamos felices con aquellos que pudieran venir. Con los que no, también entenderíamos.

            Como sabíamos que para muchos podía ser difícil viajar por diferentes razones, celebramos nuestro compromiso en Galipán el 25 de mayo y muchos familiares y amigos nos acompañaron http://www.criseu-says.blogspot.com/2014/06/organizar-una-boda-distancia-y-no-morir.html. También celebramos el matrimonio civil en Caracas, donde también estuvimos con personas queridas que no iban a poder viajar (http://www.criseu-says.blogspot.com/2014/09/si-lo-tomo.html)

1.2 La locación
 “Queremos que sea al aire libre, en contacto con la naturaleza, con mucho verde y en un lugar nuevo y diferente, donde no se haya casado nadie más”


            En un post anterior, “Organizar una boda a distancia y no morir en el intento, les contaba cómo los compadres de Víctor –Luisa y Horst Ferrero- con su generosidad infinita pusieron su casa a la orden para nuestro matrimonio. No podíamos estar más felices. La residencia parece un plantation, una mansión colonial del sigo 18 de esas que se desarrollaban a través de la agricultura. Escondida casi al final de una calle ciega en la urbanización de Coral Gables, cumplía con uno de los requisitos: que seamos los primeros en casarnos allí.

Fachada de la casa

            Nunca me han gustado los salones cerrados, me parecen fríos e impersonales. Yo quería casarme en un jardín, donde el techo fuera el cielo. Esta casa también resultó ser ideal, con un patio grandísimo para el área de las mesas y muchos árboles para dar ese look verde que tanto soñaba. Además, como fotógrafa, preferí que la celebración fuera de día para aprovechar al máximo la luz del sol y minimizar el uso del flash. Igualmente ni Vic ni yo somos una pareja que nos encante rumbear hasta el amanecer, así que una fiesta de 2 p.m. a 10 p.m. nos pareció apropiada.

Calle frente a la casa

            En esta casa, celebraríamos ambos momentos: la ceremonia religiosa y la fiesta. Convenientemente contábamos con dos áreas separadas, en una especie de L, que nos permitían hacer ambas cosas con comodidad. En el área de la piscina, colocaríamos una tarima para tapar el agua y allí celebraríamos la unión eclesiástica.  Posteriormente, después de quitar las sillas de la ceremonia, tendríamos el espacio apropiado para la pista de baile, varios cockteil tables y un bar. A su vez, del otro lado de la L, tendríamos las mesas, los lounge áreas y uno de los dos bares, un poco alejados de la música.


Jardín donde irían las mesas



            La casa también cuenta con una cabaña para huéspedes. Fue perfecto porque aquí tendría todas las comodidades para peinarme, maquillarme y vestirme ese día. Además mi cortejo y mi mamá también podrían acompañarme, sin necesidad de gastar dinero en un hotel. Haciéndolo todo en el mismo sitio, también nos escabullimos de la tradición de rentar un carro antiguo para salir de la iglesia –que la verdad me parecen de funeraria-.

Casita de huéspedes

Casita de huéspedes

Casita de huéspedes

            Obviamente, cuando una locación no está destinada para eventos, hay asuntos adicionales que hay que contemplar. Por ejemplo, tuvimos que contratar una empresa para tapar la piscina con una tarima súper resistente y así poder celebrar la ceremonia. También los baños los contratamos con otra compañía grandísima que alquila todo tipo de furniture y appliances para bodas, y colocamos el trailer afuera para que los invitados no tuvieran que utilizar los baños de la casa.




            Igualmente, el chef tenía que colocar todos sus equipos en el garaje porque no podía usar la cocina de la casa. Para los puestos de estacionamiento de los invitados, el vecino amablemente nos prestó su jardín y contratamos a una empresa muy responsable de Valley Parking para que los invitados no perdieran tiempo buscando puestos en la calle –además yo estaba negada que se estacionaran afuera porque dañarían la vista de la fachada tan hermosa de la casa-.

            Gracias a Dios todo fluyó de la mejor manera y conseguimos proveedores súper responsables y eficientes y nuevamente, con la mejor relación precio-calidad. La mayoría pasó por la casa semanas antes para ver el espacio, todos enviaron copia de su seguro, y los pagos se hicieron de forma puntual.

Tarima Tent & Events: http://tentsnevents.com
Baños y sillas blancas para la ceremonia Christina Party Rental: http://www.christinaspartyrentals.net
Valley Parking Valet only: http://www.valetonly.com



1.3 Los invitados
“No queremos invitados por compromisos. Mi sueño es que estén solamente los que nos conozcan y nos quieran”

            Hacer el matrimonio en otro país nos ayudó a evadir las invitaciones por “compromiso”. Personalmente no soy partidaria de un matrimonio de 600 personas, donde la mayoría de la gente no te conoce ni ha vivido tu relación y donde pierdes parte importante de la fiesta saludando a individuos que ni el nombre te sabes. En Venezuela muchos padres caen en estas tradiciones –y más si están pagando la fiesta- pero nosotros, en este sentido, queríamos hacerlo un poco diferente.

            Invitamos a 150 personas. Todas las personas que invitamos formaban parte importante de la vida de Víctor, la mía o de los dos. Las 150 personas que recibieron invitación nos han aportado algo en nuestras vidas, han compartido momentos valiosos con nosotros. Puedo decir con certeza que no invitamos a nadie por compromiso. Incluso a nuestros padres tuvimos que decirles que por favor sólo invitaran a amigos íntimos, con los que Víctor y/o yo, hayamos compartido de verdad.

            Obviamente también teníamos un tema de presupuesto. Aquí en Estados Unidos, la organización de cualquier evento tiene un costo por persona. El chef, por ejemplo, siempre fue muy claro con el final head count  porque aquí no se pierde comida, todo es justo. A diferencia de Venezuela, que en donde caben 300 caben 350, aquí lo teníamos todo bien ajustado. Si ya íbamos a hacer el gasto por cada persona que asistiera a nuestra celebración, lo hacemos con gusto, pero al menos que sean personas que conozcamos, que queramos, que estén felices por nosotros.

            Ahora bien, debo confesarles que me decepcioné mucho de algunas personas que intentaron de manera “indirecta” ser invitados a la fiesta. Me pareció maleducado, de mal gusto. Entiendo que la personalidad del venezolano es ser espontáneo, directo y a veces hasta un poco abusador, pero les juro que a veces no salía de mi asombro. ¿Puedo invitar a los amigos donde me estoy quedando aquí en Miami? ¿Puedo decirle a un “culito” que conocí la semana pasada? Como estos casos, muchos otros más.

            En general, lo que quiero expresar con esto, es que para nosotros no se trataba de invitar a personas por invitarlas, ni de rellenar puestos con desconocidos si alguien faltaba. Para nosotros era fundamental que las personas que estuvieran allí nos conocieran, nos conocieran de verdad, estuvieran felices por nuestra unión. Y lamento que muchas personas no lo hayan entendido así, pero el día más importante de nuestras vidas no podíamos estar complaciendo a todo el mundo.

            Ahora, superado este tema, les quiero contar sobre las invitaciones. Cuando empezamos a organizar todo, se me ocurrió que toda la temática de la fiesta fuera un journey. Víctor y yo amamos viajar y en los dos años que llevamos conociéndonos hemos recorrido juntos lugares hermosos. Así que la idea era transmitirle a nuestros invitados toda la experiencia de viajar con nosotros.



            Para la fiesta de compromiso, entregamos unos boarding passes como “Save the date cards” y a los invitados les encantó. Para nuestro civil en Caracas, enviamos una invitación digital con las fechas importantes de nuestra unión en una pantalla digital de esas que muestran la información de los vuelos en los aeropuertos. Para la invitación de la boda, no podíamos quedarnos atrás.






            No queríamos las invitaciones tradicionales, blancas, impersonales, con caligrafía anticuada y aburrida. Así que mi hermano Ramón, que es un niño superdotado, índigo y genio, diseñó una réplica prácticamente exacta del pasaporte venezolano, y allí colocamos toda la información de la celebración. Después de varios bocetos y reuniones, quedamos felices con el diseño final, mandamos a imprenta, empaquetamos y comenzamos a repartir.




            Seguíamos rompiendo tradiciones, cuando en la etiqueta de la invitación colocamos el apodo con el que llamábamos por cariño al invitado, en vez de su nombre y apellido formal. Por ejemplo, a mi linda madrina y su novio, en vez de llamarlos Lucia Paradiso y Ricardo Suárez, les colocamos “Los Sapis”. De esta forma hacíamos sentir al invitado más especial y más cercano, apartándonos de tantas formulismos.


            Así mismo, Ramón colocó las fotos de nuestros padres sobre unos trajes de próceres de la independencia, para dar la sensación de que ellos están invitando también, pero de una manera original y diferente. Mis papás rieron a carcajadas cuando se vieron, fue una sorpresa para ellos.


            Toda la información sobre la locación, la fecha y la hora eran sellos de inmigración casi idénticos a los originales. Creamos un timeline de la fiesta explicando la dirección, la hora de la comida y hasta la hora de culminación –sí, aquí en USA todo es medido y 30 minutos después de finalizada la fiesta ya pasan a recoger muebles, sillas, mesas y demás-. También escribimos los “deberes y derechos” del portador del pasaporte, invitándolo a comer tequeños, bailar toda la noche y pasarla bien, todo en dos idiomas (español e inglés).


            En la última página colocamos la información sobre las listas de regalos. Creamos dos listas, una en Iskia –para los invitados de Venezuela- y otra en Bloomingdales –para los invitados internacionales-. Para nosotros en verdad el regalo más importante era que los invitados nos acompañaran, estábamos súper conscientes del gasto que significaba viajar, y más aún con la situación del país. Por suerte muchísima gente hizo el esfuerzo adicional de enviarnos obsequios y poco a poco fuimos construyendo nuestro hogar.

            Contra todos los consejos de mi mamá, tías y algunas amigas, no escogimos una vajilla blanca. Escogimos una colorida, única y divertida. También elegimos platos de diario color amarillo, cuchillos de colores y piezas de servir variadas. Creo que en general nuestra lista fue “discreta” porque no sabía que existía una tienda que se llama Crate & Barrell que me gusta muchísimo más y donde hubiera sido feliz haciendo la lisa de bodas. Sin embargo cuando la descubrí, ya teníamos abierta la de Bloomingdales. Igualmente quedamos felices con nuestra elección.

            El proceso de recibir regalos es súper divertido. A medida que íbamos recibiendo regalos, nos tomábamos una foto con él y se la enviábamos  al remitente –y tengo guardadas cada una de las tarjetas que acompañaban los obsequios-. A veces, entre tantas ocupaciones, a los novios se les puede olvidar dar las gracias. A nosotros no nos sucedió; siempre, siempre hay que ser muy agradecidos, sobretodo sabiendo que se hizo el esfuerzo de viajar que ya es bastante. También hubo gente cercana que no regaló nada, y a veces uno se asombra porque te regalan personas de quienes no esperas nada, pero de quienes sí esperas a veces no recibes ni una felicitación. En realidad celebrar tu boda es un aprendizaje en muchos aspectos de la vida, para mí el mayor de ellos es dar sin esperar nada a cambio. Cuando se entiende esto, se es más feliz.











Diseño gráfico Ramón Yépez -Imación-: www.imacion.com
Imprenta Grupo Intenso: http://www.grupointenso.com


1.4 La Ceremonia
“Dios está en todas partes, no es necesario casarnos dentro del templo. Un padre puede venir a bendecirnos, en un jardín, debajo del cielo”

            En el post anterior comentaba lo difícil que había sido conseguir una iglesia que no nos pidiera residir cerca, diezmar todos los meses, ser miembros vitalicios y cientos de otros requisitos absurdos. Como cristianos y católicos, al principio queríamos casarnos en una iglesia cerca de Coral Gables, porque aquí las distancias son espantosas y no queríamos que los invitados se complicaran mucho la vida entre la ceremonia y la fiesta. Sin embargo, después de varias decepciones con las iglesias y su afán de hacer negocios a través de la aplicación de sacramentos, decidimos buscar un padre un poco menos pragmático.

            Entonces llegamos al Father Ricky, un cura puertorriqueño simpatiquísimo que oficia la iglesia de Saint Francis en Kissimmee, y que siendo católico difiere de la iglesia tradicional en que el matrimonio solamente puede bendecirse dentro del templo. “Hijos, el matrimonio es el único sacramento que lo aplican los novios; Dios está en todos lados, yo los bendigo en el nombre de Dios en el lugar que a ustedes los haga felices”, nos dijo con tranquilidad el día que hicimos el primer contacto telefónico.

            Emocionados, subimos hasta Orlando a conocerlo un fin de semana de octubre. Nos recibió en una pequeña oficina que hay dentro de su iglesia, nos ofreció agua y nos sentamos a conversar alrededor de una hora. Es un padre bien moderno, diría yo. Víctor y yo nos sentimos súper identificados con él por su manera tan particular de ver los dogmas obsoletos de la iglesia y cómo poco a poco ha logrado atraer más fieles a sus pensamientos, que realmente son muy similares a los de la iglesia tradicional, pero olvidando algunas prácticas incoherentes que no tienen sentido con los tiempos actuales.

            En esa reunión, organizamos el timeline de la ceremonia. Nos explicó que el cortejo iría de pie frente a nosotros, y no sentados detrás como es normalmente en Venezuela. Nos dijo que no habría misa –porque eso sí debe hacerse dentro del templo- pero que si queríamos los novios podíamos comulgar. Aceptamos. Nos preguntó que si queríamos leer los votos o hacerlos libres y obviamente decidimos decir en el momento lo que saliera de nuestros corazones.

            Father Ricky nos recordó comprar las arras, trece monedas de cualquier tipo, que representarían los bienes compartidos en el matrimonio –Víctor se encargó de este requisito y compró trece quarters de plata en la página oficial del Departamento del Tesoro de Los Estados Unidos, United States Mint-. También nos pidió comprar tres velas –dos delgadas y una más gruesa- para celebrar el rito de la Vela de la Unidad y compré unas hermosas en Etsy con nuestras iniciales.

Foto de Etsy, no son las velas originales porque los fotógrafos
aún no me entregan las fotos finales :)


            Finalmente, le expliqué que al final de la ceremonia quería que los invitados lanzaran unos globos al cielo mientras pedían cosas lindas al universo para nosotros. Organizamos esa logística y le pareció divertido. También le conté sobre las canciones que se tocarían en cada parte de la ceremonia y nos pidió que buscáramos un poema y una lectura y escogiéramos a dos personas especiales para leer –él tenía unas estándar, pero yo preferí buscar unas con las que nos sintiéramos plenamente identificados-.

            Al día siguiente de la visita –que fue un día sábado- fuimos a misa y entregamos la contribución correspondiente. Estábamos muy contentos con nuestra elección y nos casaríamos como lo soñaba, en un jardín, en contacto con la naturaleza, a cielo abierto, con la bendición de un padre católico pero no extremista, como Víctor y yo.

            En el siguiente capítulo, les contaré lo que para nosotros era lo más importante de este día. Así que muy pendientes del próximo post sobre la #PowerBabiesWed.


 Instagram: @criseu_says




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